A medida que avanzamos en la vida, llega un momento en el que todos experimentamos la inevitable realidad del envejecimiento. Las canas se asoman en nuestras cabezas y las arrugas comienzan a marcar nuestros rostros, recordándonos que el tiempo no se detiene. En ese proceso, es natural que surjan preocupaciones sobre lo que nos depara el futuro.
Pero en medio de esas preocupaciones, encontramos consuelo en las palabras sabias y reconfortantes del libro de Isaías. En Isaías 46:3-4, encontramos una hermosa promesa de Dios:
«Escúchenme, descendientes de Jacob,
todos los que permanecen en Israel.
Los he protegido desde que nacieron;
así es, los he cuidado desde antes de nacer.
4Yo seré su Dios durante toda su vida,
hasta que tengan canas por la edad.
Yo los hice y cuidaré de ustedes;
yo los sostendré y los salvaré.– Isaías 46:3-4 NTV
Él es quien nos ha sostenido desde antes de nacer, quien nos ha cuidado en nuestra infancia y juventud, y seguirá haciéndolo en nuestra vejez. Su amor y fidelidad no conocen límites ni barreras temporales. No importa cuántas velas hayamos soplado en nuestros cumpleaños, Él siempre estará ahí, sosteniéndonos con su mano amorosa.
Las arrugas y las canas son marcas de experiencia, de una vida bien vivida. Cada línea en nuestro rostro es un testimonio de los momentos de felicidad, de los desafíos superados y de la sabiduría adquirida. Cada cana es un recordatorio de los logros alcanzados y de las lecciones aprendidas.
No permitas que el envejecimiento te robe la alegría y la esperanza. Aprecia las pequeñas cosas, cultiva relaciones significativas y sigue persiguiendo con pasión los sueños de Dios para ti. Nunca es tarde para establecer nuevas metas y luchar por alcanzarlas.
Recuerda cada día que Dios está contigo en cada paso del camino. Su amor y apoyo te acompañan en todas las etapas de la vida, incluida la vejez. Confía en su promesa y camina hacia el futuro con la seguridad de que siempre tendrás su amor y cuidado.
Que el envejecimiento NO te robe la alegría y la esperanza. Disfruta con gratitud cada nueva arruga y cana como símbolos de tu experiencia y sabiduría. Celebra quién eres en el presente y mira hacia el futuro con confianza.
Recuerda la inspiradora frase de Yogi Berra, el icónico cátcher de los Yankees de Nueva York: «Esto no se acaba, hasta que se acaba». Mientras haya vida, hay esperanza, propósito y nuevas posibilidades esperando ser descubiertas.
¡Disfruta cada momento y sigue escribiendo tu historia con pasión y determinación!
PD No me siento viejo, solo quise justificar mi montón de canas.