Tenía 9 años cuando comencé a tocar la batería en nuestra pequeña iglesia. Hacía un par de años que mi papá había comenzado las primeras reuniones y a mi corta edad me emocionaba la oportunidad de participar de alguna manera a las tareas que ya realizaba: limpiar las heces de los pollitos que dejaban el patio con evidencia de su existencia y libertad, antes de componer una canción.
No es que no me gustara hacerlo, de hecho a esa edad no pasaba por mi cabeza la idea de si era o no un buen servicio para ejercer. Era más la emoción de recibir a los nuevos hermanos en nuestra pequeña casa donde mis papás habían acondicionado de manera muy sencilla, un espacio para hacer iglesia. Éramos felices haciéndolo. Todos!
Un par de años antes, Nahum, hijo del pastor José Luis Navarrete, y yo, simulábamos tocar la batería desde las sillas de madera pintadas en color café. Nos sentábamos en cuclillas en el piso y con las manos golpeábamos las sillas intentando seguir el ritmo ejecutado por Edgar, el baterista de la iglesia, que para ese momento era un buen baterista.
Difícilmente tocaría la batería en aquella iglesia, primero por ser niño y después porque nunca había tocado el instrumento previamente. Así que, creo que esa era la razón por la cual me emocionaba la idea de tocar en nuestra iglesia. Sin competencia y sin nadie que pudiera juzgar mi “gran talento”.
Pasados un par de años, a los 11 para ser preciso, ya me encontraba dirigiendo la alabanza pero ahora desde una guitarra eléctrica que se desafinaba “tiro por viaje”. Largas cadenas de coros y estribillos fueron mi campo experimental para aprender de memoria y sin voltear a ver el diapasón, tanto “círculos” (progresiones musicales) como “primera, segunda y tercera” de las notas en las que se cantaban con más frecuencia todos aquellos “medleys” de nuestro tiempo; Sol y Do, eran el top trending.
A los 15 años, el Señor en su buen sentido del humor me habló a través de una profeta, diciéndome entre tantas cosas bonitas y hermosas que recuerdo puntualmente, que daría a mi corazón canciones para cantarle a él y para compartir con todos quienes pudiera hacerlo.
Y así, en alguna tarde mientras me daba “un baño a jicarazo” preparándome para alguna de las actividades en las que estaba muy envuelto como Líder del Ministerio de Alabanza, comencé a cantar “Entre el Rey de Gloria, exaltad su poderío, entre el Rey de Gloria, vestido en majestad”. No era una letra improvisada, puesto que la disciplina que el pastor (mi papá), nos había inculcado, incluía mucha oración matutina y lectura de la Biblia. De tal modo que muchos pasajes bíblicos estaban muy frescos en mi mente. Aunque mi conocimiento musical era totalmente nulo. Cero maestros y cero clases. Enseñado totalmente por el hermoso Espíritu Santo en cada uno de los encuentros que tenía con él en mis mañanas y noches. ¡Qué bello es el Espíritu Santo, nuestro guía y nuestro consolador!
En esa edad no se me olvidaban tan rápido las cosas como ahora, así que aunque tardé un poco en escribirla, en cuanto lo hice fluyó en mi cabeza el resto de la corta letra. Tan rápido como cae un balde de agua.
Me senté frente a mi pequeño Casio de 5 octavas, sin touch response. A lo mucho, tenía un banco de 100 sonidos. Y comencé a “arreglar” la canción que al poco tiempo ya cantábamos en nuestra pequeña iglesia.
Mis influencias musicales eran Marcos Witt, Ron Kenoly y algunos otros salmistas de aquella época, de tal modo que imaginarme ministrando como ellos influyó de alguna manera para elaborar un “buen arreglo” que tiempo más tarde finalicé.
Y así, Rey de Gloria se convirtió en la primera canción de alabanza y adoración que el Señor me regaló y que, en respuesta a su promesa comencé a cantársela a Él junto a mis hermanos en la iglesia. No era mucho, ¡pero era trabajo honesto!
Una de las enseñanzas que recibimos durante nuestra formación ministerial fue que siempre buscáramos la manera de cantar la palabra. No solo escribir ideas románticas o emocionales que tocaran el alma de las personas, sino que la palabra fuera el fundamento para escribirle canciones al Señor y que tocaran su corazón. ¡Vaya dilema!
Por aquel tiempo, Juan Carlos Alvarado recién había grabado el proyecto “Tu Palabra” y se había convertido en el favorito de mi papá, justo por eso, porque se trataba de canciones 100% bíblicas. Diez canciones que en su esencia eran una lírica basada en Salmos y hasta en los evangelios. Me preguntaba, ¿A quién rayos se le ocurrió una canción basada en una enseñanza de Jesús (No te afanes) en un tiempo en el que lo que más contábamos eran letras inspiradas o basadas en los Salmos? Luego conocí a Juan Salinas, productor de ese proyecto, y a quien tuve la oportunidad de invitar al Episodio 5 del Podcast “El Plan nuestro de cada día”, donde nos compartió acerca de ese increíble don que el Señor le ha regalado para escribir canciones que han tocado a medio globo terráqueo por más de 2 ó 3 generaciones.
Con base en esa enseñanza y de una manera muy fluida, por el Espíritu Santo, escribí Rey de Gloria. Una canción que busca reconocer, glorificar y exaltar la omnipotencia de Dios.
A continuación te comparto la letra:
ESTROFA
Montes y collados te alabarán La creación tribute poder Cielo y tierra alcen a él su voz ¡Que el Rey de Gloria entrará!CORO
Entre el Rey de gloria Exaltad su poderío Entre el Rey de gloria Vestido en majestad
Y aquí te comparto las referencias bíblicas:
ESTROFA
“Montes y collados te alabarán”: Este verso hace referencia a varios pasajes bíblicos que hablan sobre la creación alabando a Dios. Un ejemplo es Isaías 55:12, que dice: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.”
“La creación tribute poder”: Este verso refleja la idea de que toda la creación muestra el poder y la grandeza de Dios. Romanos 1:20 dice: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
“Cielo y tierra alcen a él su voz”: Este verso evoca la idea de que tanto el cielo como la tierra alaban a Dios. Salmo 148:1-4 declara: “Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. Alabadle, todos sus ángeles; alabadle, todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; alabadle, todas vosotras, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos.”
“¡Que el Rey de Gloria entrará!”: Este verso recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que se registra en Mateo 21:1-11, donde es aclamado como el Rey de Gloria.
CORO
“Entre el Rey de gloria”: Esta frase refleja la adoración y exaltación del Rey celestial. Salmo 24:7-10 dice: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria.”
Rey de gloria se grabó muchos años después y por segunda vez en El Tour de la gracia, ahora disponible en todas las plataformas digitales.
La noche de adoración fue una hermosa experiencia, junto a un equipo increíble de músicos y cantores con quienes hicimos equipo para levantar el maravilloso nombre que es sobre todo nombre, ¡El nombre de Jesús!
¿Entonces las letras no basadas 100% en la Biblia no son válidas o aceptadas por el Señor? No quiero dejar esa idea, de ningún modo. Por el contrario, toda dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre de las luces. Toda letra que glorifica al Señor y levanta su nombre, será siempre una ofrenda que sube delante de su trono y toca su corazón.
Ya sea que cantes la palabra o cantes una letra que sale de la intimidad de tu corazón, busca siempre tocar el corazón de Dios. Que tu canción sea un olor fragante que lo hace sonreír.
¿Te gustaría escuchar y compartir Rey de Gloria? Aquí tienes los enlaces:
También está disponible el cancionero, si acaso te animas a incluir esta canción en tu repertorio.
CRÉDITOS
- Batería: Josh Hurtado
- Bajo: Ab Calderón
- Guitarras: Leo Hernández y Luis Peralta
- Teclados y Programación: Omar Okdiz
- Arreglo de Metales: Denis Campos
- Trompeta 1: Denis Campos, Gabriel Solares
- Trompeta 2: Jerzaim Vargas
- Trombón: Manuel Hernández
- Sax tenor: Juan Ramos
- Coros: Roger Hudson
- Producido y arreglado por: Azael Hernández
- Productor Ejecutivo: Worship Media
- Grabación: Renacimiento Estudio (Ciudad de México)
- Mix & Mastering: Gustavo Glauss (Portamento Studio, San Diego, CA)