Generaciones<span class="wtr-time-wrap block after-title"><span class="wtr-time-number">3</span> minutos de lectura</span>

junio 18, 2024

Generaciones3 minutos de lectura

El Evangelio de Mateo inicia con la genealogía de Jesucristo, una justificación destinada a que el pueblo judío comprendiera el origen del Mesías, aceptado por algunos y rechazado por muchos. Se mencionan tres bloques de 14 generaciones cada uno, tomando en cuenta que cada generación dura 40 años, lo que nos da un total aproximado de 1600 años desde Abraham hasta Jesús.

¿De dónde proviene esta idea de 40 años por generación? Aunque no hay una base bíblica específica que determine esta duración, diversas referencias sugieren esta medida. Tradicionalmente, se consideraba que una persona alcanzaba la adultez a los 30 años, edad en la que usualmente se casaban y empezaban a tener hijos.

Al analizar esta genealogía, observamos que es una genealogía de redención. Encontramos casos interesantes de cómo Dios permitió que los fracasos humanos sirvieran para sus propósitos. Dios no nos lleva al fracaso, pero puede transformar nuestros errores para bien.

A pesar de las consecuencias de nuestros fallos, Él puede usar esas circunstancias para cumplir sus designios.

Un ejemplo notable es el de Rut, la moabita, quien fue integrada en la línea mesiánica. Su historia es un relato de redención: una mujer que, por amor a su difunto esposo, permaneció al lado de su suegra Noemí. Aunque Noemí la instaba a regresar a su hogar y rehacer su vida, Rut, en un acto de amor generoso, decidió quedarse con ella, adoptando una nueva identidad. Así, el Señor permitió que Rut fuera injertada en esta línea de redención. Siendo una extranjera, terminó formando parte de esta significativa genealogía.

«No me ruegues que te deje y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios».
Rut 1:16

Otro ejemplo es Rahab, la ramera, quien ayudó a los espías que llegaron a Jericó para explorar la tierra que Israel conquistaría. Rahab sabía que Israel era el pueblo de Dios, protegido y respaldado en sus días de conquista. Su generosidad y fe al acoger a los espías, reconociendo el plan divino, le valieron la salvación. No sólo fue liberada durante la conquista, sino que también fue incluida en la genealogía del Salvador. Rahab, una mujer de mala reputación y extranjera, fue redimida al alinearse con el plan de Dios, y su nombre perdura por generaciones.

«Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz».
– Hebreos 11:31

Esta dinámica espiritual sigue vigente hoy. El Señor busca personas dispuestas a alinearse con Su voluntad. Su deseo no es sólo que conozcan a Cristo, el único medio para llegar al Padre, sino que, al rendir su voluntad y comprender Su llamado, puedan ser utilizados en Sus propósitos eternos. La genealogía de la redención continúa vigente; personas de mala fama, de gran pecado y con antecedentes llenos de maldad son salvos por la sangre de Cristo y transformados en nuevas criaturas por el Espíritu, injertados en la línea de la redención.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».
2 Corintios 5:17

El llamado de Dios sigue vigente para tu vida. Tú también puedes ser injertado en la línea de la redención. Como se menciona en Juan 1:12: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios».

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